¿QUÉ ES LA TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL?
Es un modelo de intervención o tratamiento de diversos trastornos psicológicos con la estrategia de intervención clínica más utilizada en la práctica profesional y con los mejores resultados a nivel mundial.
La terapia cognitivo-conductual tiene entre sus objetivos la modificación de las cogniciones (lo que pensamos) para cambiar los afectos (lo que sentimos) y la conducta (lo que hacemos). Modificar los pensamientos negativos, dañinos o aquellos que no son adaptativos para nosotros, generará unos sentimientos y conductas más positivas.
Consta de 4 fases o etapas:
- La evaluación: Es la primera fase, cuya finalidad es la obtención de toda la información necesaria sobre el problema objeto de la consulta. A través de preguntas guiadas, cuestionarios, tests y registros, el psicólogo indaga en el origen del problema y su mantenimiento en el tiempo. La duración de esta fase es variable dependiendo del paciente, el problema u otras variables. Suele variar de dos a cuatro sesiones.
- Explicación de hipótesis a la pareja: Consiste en explicar al paciente el por qué de su problema, es decir, que posibles factores han influido en la aparición de su conflicto y cuales lo mantienen. Esta fase es muy importante, pues no solo supone una explicación para el paciente, sino que marcará los objetivos a conseguir dentro de la terapia. También se podrá especificar en qué consistirá el tratamiento y se avanzará posibles técnicas o recursos necesarios. Suele durar una sesión.
- La intervención propiamente dicha:A través de técnicas adaptadas a cada problema, se enseñará al paciente los recursos que le ayuden a obtener nuevos conocimientos, habilidades, formas alternativas de actuar, etc., con la finalidad de que estos nuevos aprendizajes le ayuden a la resolución o manejo de su conflicto.Estas nuevas estrategias brindarán al paciente nuevas formas de pensamiento o actuación. Para un buen aprendizaje es necesario un entrenamiento, consistente en la realización de tareas entre las sesiones. Estas son necesarias para aportar más información de cómo la persona piensa, siente, o actúa, entre otros casos. Generalmente las sesiones son semanales, siendo posteriormente programadas de forma quincenal, mensual, y de forma general con una menor frecuencia según la evolución del paciente. Es difícil predecir la duración de esta fase ya que depende del problema, el ritmo de cambio del paciente, la motivación, entre otros. Podemos estar hablando de un tiempo aproximado entre 3 – 8 meses.
- Seguimiento: Se produce cuando se considera que el paciente tiene todos los recursos necesarios y hace uso de ellos para el manejo de su conflicto, o incluso cuando el mismo está resuelto. Lo que se pretende es que el paciente aprenda a manejarse solo, poniendo en práctica todo lo aprendido. El objetivo es apoyar al paciente durante un periodo donde nuestras intervenciones sean menores (generalmente de 3 a 6 por año), y donde se afronte las posibles recaídas e incluso las nuevas situaciones problemáticas donde sea necesario nuevos aprendizajes.